Últimamente, con solo ver
que piensa la mayoría de los argentinos puedo determinar cómo es que debo
pensar correctamente: Pensando exactamente al revés.
Escuche tantas estupideces acerca de la expropiación de YPF en los últimos días que ya me siento harto, cansado, podrido de ver que la gente se llena la boca de definiciones sobre las que no entiende una mierda. No digo que sepa las legislaciones, no entiende ni el concepto siquiera. Sin embargo, el argentino medio igual habla. Total, es lo único que sabe hacer.
Un claro ejemplo de este desconocimiento es el raro concepto esgrimido
sobre las empresas privadas. Según la
gente, fogoneada por el gobierno fascista de Cristina Kirchner, las empresas
son entes malvados e ignorantes que
no entienden su función social y
deben ser enseñadas a invertir para
el bien común. Una soberana
burrada.
Las empresas
privadas no necesitan que se les diga cómo invertir. Invierten porque de esta inversión
obtendrán una mejor renta. Ninguna empresa privada invierte un centavo sabiendo
que va a perder. Como privado, una empresa no tiene visión "nacional"
o patriótica. Una Empresa privada tiene responsabilidad ante sus socios, no
ante los ciudadanos o países. Su motivo es obtener beneficios.
El Estado, un Estado con Mayúsculas, tiene el deber de establecer reglas claras, justas y adecuadas al concepto de “bien común”. Si esas reglas son adecuadas y convenientes, entonces las Empresas se establecerán sean nacionales o extranjeras. E invertirán porque así ganarán más.
El Estado no tiene por qué decirle a una Empresa en que debe invertir. La empresa lo hará solita, porque así obtendrá más beneficios. Si el Estado desea que una empresa invierta en un determinado sentido, lo que debe hacer es establecer una política que fomente el interés empresario en ese sentido. O, si no despierta interés, crear un emprendimiento estatal. Ese y no otro fue el sentido de la creación de YPF como empresa estatal. O Gas del Estado o Teléfonos del Estado. En un principio, allá lejos y hace tiempo.
Cuando tenemos un gobierno que se cree omnisciente y omnipotente, pero que sobretodo desprecia a sus ciudadanos genera distorsiones aplicando políticas económicas o sociales basados en premisas absurdas surgidas de su propia soberbia.
El kirchnerismo es un gobierno autoritario (yo diría fascista) que desembarca en el Estado y pretende decirnos a todos los ciudadanos que no sabemos nada de nada y que, por lo tanto ellos deben decirnos “manu militari” que y como hacer y pensar.
Un kirchnerista no solo cree que lo sabe todo, sino que es el único que lo sabe. Ademas piensa que todos los demás conspiran por obstruirlos. Basado en este concepto fascista, soberbio y paranoico de la vida, actúan como los reyes autocráticos de los siglos pasados, de dudosa infalibilidad, decidiendo por nosotros, casi sin consultarlo (o simulando hacerlo). Y como le pasó a los reyes antiguos, fallan.
El Estado, un Estado con Mayúsculas, tiene el deber de establecer reglas claras, justas y adecuadas al concepto de “bien común”. Si esas reglas son adecuadas y convenientes, entonces las Empresas se establecerán sean nacionales o extranjeras. E invertirán porque así ganarán más.
El Estado no tiene por qué decirle a una Empresa en que debe invertir. La empresa lo hará solita, porque así obtendrá más beneficios. Si el Estado desea que una empresa invierta en un determinado sentido, lo que debe hacer es establecer una política que fomente el interés empresario en ese sentido. O, si no despierta interés, crear un emprendimiento estatal. Ese y no otro fue el sentido de la creación de YPF como empresa estatal. O Gas del Estado o Teléfonos del Estado. En un principio, allá lejos y hace tiempo.
Cuando tenemos un gobierno que se cree omnisciente y omnipotente, pero que sobretodo desprecia a sus ciudadanos genera distorsiones aplicando políticas económicas o sociales basados en premisas absurdas surgidas de su propia soberbia.
El kirchnerismo es un gobierno autoritario (yo diría fascista) que desembarca en el Estado y pretende decirnos a todos los ciudadanos que no sabemos nada de nada y que, por lo tanto ellos deben decirnos “manu militari” que y como hacer y pensar.
Un kirchnerista no solo cree que lo sabe todo, sino que es el único que lo sabe. Ademas piensa que todos los demás conspiran por obstruirlos. Basado en este concepto fascista, soberbio y paranoico de la vida, actúan como los reyes autocráticos de los siglos pasados, de dudosa infalibilidad, decidiendo por nosotros, casi sin consultarlo (o simulando hacerlo). Y como le pasó a los reyes antiguos, fallan.
No tenemos hoy con nosotros un Carlos I de España con vestido de luto
negro, sino a una Carlos IV, que se deja
manipular por sus favoritos
de turno. Vimos varios desde que asumiera el liderazgo luego de “perder” a su
marido. El favorito actual, Axel Kicillof es reputado un joven “estudioso
brillante” por algunos. Kicillof es un imbécil que ya demostró su brillantez no pudiendo
establecer una política adecuada para Aerolíneas Argentinas, que hoy por hoy
pierde 2 a 3 millones de pesos diarios, pero sigue, pese a sus errores,
creyendo que lo sabe todo de todo.
Kicillof representa el corazón autoritario y prejuicioso del
kirchnerismo. Expresa cuando puede toda la serie de prejuicios con los que
inicie esta nota y cree que solo él sabe cómo resolverlos. La intervención actual
y la próxima expropiación de la Empresa privada YPF, filiar local de la
española Repsol es de autoría intelectual suya.
El resultado de la aplicación de este pensamiento es visible hasta para un lego: empresas amigas que ganan sin invertir, que no conocen el riesgo porque están acostumbradas al abundante apoyo estatal y el control de sus precios. Y uno se pregunta todavía, ¿por qué la TBA de Cirigliano no invierte en sus trenes? O¿Por qué Repsol YPF no invirtió en exploración petrolera y tecnológica? Uno debería preguntarse para que hubieran de invertir, si el gobierno les garantizaba que igual seguirían ganando. ¿Es culpa de Cirigliano o de Brufau? ¡No! es culpa de los funcionarios públicos que favorecieron la distorsión que nos lleva a tener YPF sin reservas o un TBA con 52 muertos o una Aerolíneas Argentinas fundida y dependiente de los impuestos de todos los pocos contribuyentes del país.
El resultado de la aplicación de este pensamiento es visible hasta para un lego: empresas amigas que ganan sin invertir, que no conocen el riesgo porque están acostumbradas al abundante apoyo estatal y el control de sus precios. Y uno se pregunta todavía, ¿por qué la TBA de Cirigliano no invierte en sus trenes? O¿Por qué Repsol YPF no invirtió en exploración petrolera y tecnológica? Uno debería preguntarse para que hubieran de invertir, si el gobierno les garantizaba que igual seguirían ganando. ¿Es culpa de Cirigliano o de Brufau? ¡No! es culpa de los funcionarios públicos que favorecieron la distorsión que nos lleva a tener YPF sin reservas o un TBA con 52 muertos o una Aerolíneas Argentinas fundida y dependiente de los impuestos de todos los pocos contribuyentes del país.
Idiotas como Kicillof creen que sus
prejuicios ideológicos son reales. Pero se hacen reales cuan profecía auto
cumplidas porque con su accionar ideologizado y erróneo colaboraron a hacer que
se hicieran reales.
Y el caldo donde estos
idiotas ideologizados medran es una sociedad estúpida y acomodaticia que no
sabe pero cree saber de todo, anómica, corrupta y autoritaria.
Lo dije en Twitter, lo repito aquí ampliado...
ResponderBorrarNo creo que CFK "se deje manipular". Entiendo que es una mujer que sabe ejercer poder. Conozco mujeres así. No son manipulables.
Entiendo que ella SABE dónde está, que rol ocupa, qué hace, por qué y para qué. En su rol, le toca decidir, y decide. Vale decir, es completamente RESPONSABLE de lo que hace y los efectos que genera.
Lo que pasa es que no dice a los cuatro vientos otra cosa que LO QUE CONSIDERA QUE NOSOTROS DEBAMOS SABER.
A partir de ahí, el periodismo y la vox populi propagan memes del tipo "está loca", "vive en una burbuja", "está manipulada", "es bipolar", "una yegua", etc. Una vez internalizado eso, nos movemos creyendo que "ella es así".
Y pienso que ella lo aprovecha.
Lo mismo con su Corte. Son siempre los mismos cuatro gatos, o casi. No son inútiles ni imbéciles, gente así no llega al Poder ni lo mantiene. Y hace ya 9 años casi que siguen donde están. Son chantas, pero se mueven rápido y son eficaces... lo que nunca queda claro es para qué ¿no?
Quede claro: no es que esté en desacuerdo con lo que expresás. Pero es muy parecido a lo que circula en el rol de "oposición"... que los K han establecido. Y creo conviene replantearnos si eso es FUNCIONAL, y a quién.
Sospecho que todos estos años hemos estado analizando una imagen, y varios hechos señalan que las entidades y situaciones reales son otra cosa... En esa situación, estamos distraídos, contenidos, pasivos y solo nos queda quejarnos o llorar.
Para poder crear alternativas a lo existente, entiendo es menester comprender lo que se quiere superar. Pero condición ineludible para eso es observarnos a nosotros mismos de igual manera, o más aún, porque podemos estar mirando nuestro desafío de manera inadecuada.
Respondiendo a otro tweet tuyo: NO ESTÁS SOLO. Pasa que somos pocos (por ahora) que escogimos un camino difícil, complejo, duro y exigente.
HAY QUE SEGUIR.
EXITOS
Gracias por tus palabras. Ayudan a repensar el tema. Creo tenés razón en buena parte de tus acotaciones. Y aunque quizás diciéndolo sea funcional a alguien, creo de mi observación de CFK que algo no le funciona ni le venía funcionando desde hace rato. Pasa que ahora es como que esta "unleashed" y se le nota mucho.
ResponderBorrarComo decía en Twitter, para mi gobernar son dos funciones separadas (al menos): 1. Ejercer la autoridad delegada y 2. Administrar en si la cosa pública. La primera es más lo que refiere a la tarea política, el ejercicio del poder. La segunda es la tarea burocrática.
Políticamente, son como decís, muy eficientes. Saben llevar los tiempos y organizar todo en función de una agenda. Y tienen la audacia y la carencia de escrúpulos necesarios para llevarlas a cabo. Pero fallan miserablemente en lo segundo, no son buenos administradores: derrochan, desinvierten o mal invierten y no ven los problemas ni tienen previsión. El vaciamiento de Anses, el BNA y el BCRA, la pésima administración de Aerolíneas, AySA, el Correo. Sin entrar a contar el tema de seguridad, educación y salud, que son claves y pesimamente tratados.
Respecto al para qué, no tengo dudas: ni siquiera es la imposición de una ideología por la ideología misma (al menos no lo era para Cristina y Néstor que pivotaron de derecha a izquierda según conviniera), sino obtener más y más poder. Lo que se dice: el poder por el poder mismo. Enfermedad común entre los politicos.